Quiero
inventar para tí
una
liturgia nueva
que
hable de placer
y
no de misterios de dolor.
Que
evoque en oraciones breves, minúsculas
los
momentos felices de nuestra historia
y
los haga transcender
para
ser los nuevos misterios gozosos.
Quiero
regalarte una liturgia
de
viento y nubes transeúntes,
de
cometas de papel y caña,
de
estrellas fugaces
y
senderos efímeros en la arena
de
todo lo que es eterno
en
su levedad.