En mi ciudad ya
no hay palomares
ni calles sin
asfalto.
Ya no hay
adoquines
ni tilos en la
avenida.
Ya no quedan
mujeres que vendan
huevos por las
calles
ni ancianos
vendedores
de gavillas de
espárragos silvestres.
Los niños no
juegan en las calles
que fueron
colonizadas
por paseantes de
perro.
Mi ciudad lleva
mal la madurez.