Fíjate que nací
un barrio pobre
de calles de
tierra, polvo y geranios,
que era heredero
de otro
de calles de
barro y basura
pero de
horizonte amplio,
en el que
tristezas y dolor
echaban a volar
a cada rato
en medio de
bandadas de canciones,
palmas, bulerías
y rumbas.
Gente artista
por necesidad,
con la gracia
proletaria y gratuita,
obligada y
necesaria
de quien no
tiene más que voz,
manos y poemas
desgarrados.