Los muros se
afanan
verticales,
serios, estólidos
e intentan ser
compendio
de ideas, de
imágenes.
Enciclopedias
laberínticas
de las tristezas
y abandonos
que recoge el
solitario
pintor de gritos
armado de
colores aéreos,
ideas y visiones
ásperas,
testigo y fiscal
pluriempleado
contra el
ejército de los que,
ya hace mucho,
se rindieron.