SÍNDROME DE ABSTINENCIA.

Disfruto con la magia mínima
que es invocar tu presencia,
el conjuro suave
que me trae el recuerdo
de todo lo que de ti amo.
Ese ensalmo que me congela
las horas,
y hace a mi mundo más habitable,
menos lóbrego.
Así te siento,
balsámica y analgésica.
Mi única adicción.

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