Hoy he tenido una conversación,
un duelo verbal,
con un fulano extraño,
que me miraba desde el espejo
pretendiendo convencerme
de que era yo,
cuando es obvio que,
alopecia aparte,
él estaba viejo y fofo
y le faltaba el acero de mi ingenio.
¡Pobre y triste anciano!
Tan zurdo, miope e imaginario…