Quiero contarte la historia
de mis cicatrices,
¿como, que no las ves?
No te dejes engañar
por mi aspecto blando y fofo,
mis cicatrices son de otras guerras,
de otros duelos,
de peleas libradas en callejones
tan oscuros
como el alma de un banquero.
Vienen de lejos, algunas,
y otras, más recientes,
aún supuran en ocasiones.
Y se superponen unas a otras
dibujando un palimpsesto,
que forma el relato
de lo que soy.
Mi fealdad pues,
es mi vida contada
a través de heridas y miedo,
y eso no hay espejo
que lo mejore.
Pero es lo que soy.