Hay pocas cosas en mi historia
más constantes y firmes
que tu presencia y amistad
que se espacia rítmica
en meses y estaciones
y se renueva sin desgaste
sin ceder jamás a silencios
ni distancias.
Hay pocas personas en mi historia
más constantes y firmes
que compartes generosas
sendas, montes, playas y noches
que me conozcan de memoria
con luz y a oscuras.
Hay pocos en mi historia que,
como tú
me den vida incluso en tus ausencias.
También te digo, amigo,
por aligerar tono y transcendencia,
que aún y así
no te pediría en matrimonio.