Desde la distancia

Déjame que te susurre

desde el anonimato cobarde

de mis versos

y que te cuente al oído

la alegre pena del amor

que, en secreto, tuve por ti.

Permíteme, amada mía,

que desde la segura distancia

de una prosa cursi,

me alegre, al fin,

de la felicidad

que veo en tus ojos.

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